que se quite la tramuntana

ACTUALIZACIÓN FOTOS: Tasmania (Mt Wellington, Richmond)

Viento y más viento. Una ascensión al Monte Wellington, de casi 1.300m de altitud, montaña que emerge al lado de Hobart, rápidamente me he dado cuenta que el aire allí arriba soplaba a una velocidad exagerada. Pensé que sería cosa de la altura, pero al bajar ahí seguía, algo menos violento.


En mi visita a Richmond, camino de la costa este, el tema ha ido exagerando, hasta que una vez llegado a Swansea, pueblo que debía servirme de punto de partida hacia el Parque Nacional de Freycenet, he decidido cambiar mis planes y quedarme bajo techo el resto de la tarde. Así que hoy sólamente os puedo brindar imágenes de las vistas desde la cima del Monte Wellington y el pueblo de Richmond, donde se erige un bello puente construidos por convictos. Se trata del puente en uso más antiguo de Australia, y sus constructores fueron puestos en libertad una vez terminada la obra por su buen hacer.


Así que poquito más hoy... dejaré para mañana lo que no pude hacer hoy, y mis planes deberán ser levemente alterados. Una pena, pero ante tal ventisca poco podía hacer más que ponerme bajo cobijo en mi hostel. Un hostel pulcrísimo, y donde la dueña y yo hemos hecho rebanadas (lo contrario de migas). Es una mujer estúpida y bruja, antipática, que hace quitar los zapatos a sus huéspedes antes de entrar dentro. Además, al preguntarle si tenía sal (pues yo no encontraba la mía) me dijo que mirara en la despensa. Le dije que había un bote pero vacío. Su respuesta fue: “ah, pues tíralo”. Después de una mirada por mi parte de desprecio, salí a comprar sal. Mientras me iba, ella me dijo: “lo siento, he estado muy ocupada y no he podido comprar”. A mi me da igual lo que compre o deje de comprar, pero que no me diga que ha estado muy ocupada mientras está chateando por facebook. A más inri, a día de hoy sólo tiene 2 huéspedes.

Puestos a hablar de personajes, os hablaré del chico finés (de Finlandia) que conocí antes de ayer en Hobart. Estaba yo sentado en el suelo leyendo mi correo, cuando entró por la puerta y me dijo: “hola, acabo de llegar y estoy borracho”. Yo le di bola, y después de departir un rato sobre la leyenda de Jari Litmanen, el mejor (y único) jugador finés que ha militado en las filas del F.C. Barcelona, me preguntó que qué pensaba que se relacionara política con deporte. Le di mi opinión, todo ello para decirme que él era político. La pena que no pude entender qué tipo de partido militaba porque no se explicaba muy bien, pero algo muy de izquierdas. Lo bueno fue que después me confesó que también militaba en un partido anarquista. Fue mi momento para decirle que yo no creía en la política o, por lo menos, en los políticos de hoy en día. Así que salió el tema del terrorismo, y me susurró que él era terrorista... “qué tipo de terrorista?”, pregunté. “Libero animales”, me contestó.
Le invité a pagarme una cerveza o le amenacé, proponiendo llamar a la policía. El chico se rió, le caí bien. Así que ese fue su momento por preguntarme qué tipo de música me gustaba. “El rock&roll, man”. Su respuesta fue inesperada: “a mi, lo que me gusta, es el rock psicodélico. Conoces alguna canción?”. Le dije: “por supuesto, pero básicamente español, no creo que lo conozcas”. Así que, viendo que iba de su rollo, me habló de las drogas psicodélicas que él tomaba asiduamente y que le ayudaban a expandir su mente al 25%, a tenor de únicamente 10%. Yo le invité a exprimir ese 10% de uso cerebral del cual disponemos, pero mis argumentos le fueron inútiles. Además me prometió que no eran adictivas, que él las llevaba tomando esos últimos años para “pensar más allá”. UN CRACK. Sue fue a fumar un cigarro, momento que yo aproveché para huir. Pero ahí queda, en mi memoria.

Mañana, con viento o sin él, pondremos rumbo al norte-este. Ya se va acabando mi aventura tasmana, y poco a poco voy cambiando mi chip a “kiwi”, que es como se conocen los habitantes de Nueva Zelanda.

Abrazo!