Hoy ya me veo un poco más capacitado (aunque poco más) para dedicar este rato a actualizar el blog. Porque Tasmania, pese a esa ola de frío que ha llegado a producir serias inundaciones en Hobart y más aún en un pueblo del este de nombre raro (Sansuea o algo así), está cundiendo.
Ayer abandoné Strahan de buena mañana. Al final no hubo crucero ni tren, pues no se puede uno apuntar a todo lo que ve porque sino vuela el dinero. Y, aunque sea selectivo, al final el dinero se va, por ejemplo en tasas de parques nacionales, algo con lo que no contaba yo. De Strahan me dirigí a Queenstown, un feo pueblo minero en medio de montañas peladas. Pese a su fealdad, tenía su encanto, más que nada por su ubicación, sólo accesible desde una sinuosa carretera que podéis ver en fotografías adjuntas.
Por el camino me encontré unas cascadas llamadas Nelson Falls. No sé por qué instinto, me paré e hice una breve caminata hasta poder acceder a ellas. Y sólo mirando la fotografía adjunta ya podéis ver que son realmente maravillosas. Sentí, de verdad, gran emoción al verlas. Era eso lo que esperaba encontrarme en Tasmania.

Más adelante realicé otra parada en el Gordon River, dónde hay un puente suspendido por cables metálicos que te permite cruzar el río. Resultaba un tanto escalofriante el efecto de pérdida de equilibrio que uno siente al estar encima de éste. Sea como sea, bastante impresionante también.

Puse rumbo directo al Lago St Claire, uno de las grandes atracciones de Tasmania. Muy a mi pesar, el tiempo no acompañó, y la caminata de 5 horas entre bosques lluviosos, cruzando ríos y alguna que otra batallita más, se hizo menos espectacular de lo que igual debería haber sido, aunque no por ello no lo fue. Desafortunadamente no pude ver, en la orilla del lago, platypuses, uno de los animales más increíbles y extraños del mundo.
A las 21:00h (tardísimo en Australia) llegué al hostel, en Hobart, del cual la verdad me esperaba un poco más, pero tengo cama y techo, lo cual ya es bastante. Hoy por la mañana me he levantado tempranísimo para ver el partido pero no tuve la fortuna que esperaba tener y no pudo ser. Tocó la épica, escucharlo por la radio desde mi coche por internet. Tuvo su gracia, aunque no habría estado de más verlo en alta definición. Sea como sea, después del partido me he dirigido al Monte Wellington, una montaña al lado de Hobart (la capital de Tasmania, segunda ciudad más antigua de Australia) de 1.400m desde donde se puede apreciar toda la impresionante bahía. Se puede apreciar siempre y cuando no haya esa put... maldita niebla que me viene acompañando desde que llegué aquí. Me fui un poco más abajo y saqué la mejor foto que pude sacar.

Acto seguido me presenté en la Cascade Brewery. la destilería de cerveza más antigua de Australia. Estuvo bien poder comparar los procesos de elaboración del vino con los de la cerveza. También estuvo bien poder comparar distintos tipos de cerveza, durante la cata.

Ya finalmente, paseo por la ciudad y rumbo al hostel, para dormir una merecidísima siesta y tratar de recuperarme de mi maltrecha rodilla, supongo que después de algún mal gesto durante la caminata de ayer. Al despertarme conocí a un chaval de Byron Bay (que tiene pinta de cantante de N’Sync o Backstreet Boy) y nos hemos ido a beber unas cervezas juntos. Nunca me hubiera podido imaginar que un chaval guaperas y ludópata como él, de 22 años de edad, haya podido venir a Tasmania solamente con la idea de pescar truchas con mosca. Su idea: perderse en las montañas y acampar allí, a la orilla del río.

Mañana toca Port Arthur, el pueblo con más historia de convictos de Australia, también el más sangriento. Veremos!
Gran abrazo a vosotros y a mi gran amigo Zlatan.